Sección GRECIA: FILMAR EN TIEMPOS DE CRISIS

 

26º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata - 2011

 

 

GRECIA: FILMAR EN TIEMPOS DE CRISIS  

 

Grecia está siendo atravesada por una de las crisis económicas más graves desde que se constituyó la Unión Europea, demostrando ser el síntoma de un problema sistémico que hace flaquear la aparente fortaleza de la comunidad. Al momento de escribirse estas líneas, no es posible vislumbrar aún una solución a la crisis que tiende a estallar en el resto del continente, pero sí las gravosas consecuencias para el conjunto de la sociedad.

Paradójicamente a esta situación, un conjunto de realizadores han producido en los últimos años una variedad de films que han llamado la atención internacional. Estos cineastas se destacan por la fuerza narrativa de su cine, la búsqueda de nuevos caminos formales y los desafíos que plantean al abordar temas ríspidos desde una mirada crítica.

Con diversos enfoques, todos ellos parecieran haber sido interpelados por la conflictiva realidad que les ha tocado transitar en su quehacer cinematográfico, haciendo referencia aquí no sólo al aspecto social, sino también, a lo concerniente con la propia profesión.

Al respecto cabe citar un hecho significativo: en marzo de 2009 un pequeño grupo de realizadores se organizaron para reclamar una postergada ley de cine que les permitiera continuar desarrollando su actividad, una ley que se ocupara de los incentivos a la producción cinematográfica, una redistribución de fondos desde los organismos burocráticos hacia la producción de films, facilidades impositivas y mejoras en la educación cinematográfica, entre otros reclamos. Reunidos bajo la sigla FoG (Filmmakers of Greece), tomaron como emblema el símil del film “Gorilas en la niebla” (precisamente una de las acepciones de la palabra inglesa fog es niebla) denunciando así el peligro de extinción para ellos.

Este grupo inicial llega ya a alrededor de 250 sumando productores y guionistas. Algunos de los miembros: Filippos Tsitos (Plato’s Academy), Panos H Koutras (Strella), Stella Theodoraki (Ricordi Mi), Yorgos Lanthimos (Dogtooth), Syllas Tzoumerkas (Hora proelefsis), Margarita Manda (Hrisoskoni), Vardis Marinakis (Black Field), el productor Thanos Anastopoulos (Hora proelefsis; Ricordi mi).

Quienes podrían estar preguntándose por qué mencionar las relaciones económicas en un festival de cine, deberían comprender que la cultura actual está íntimamente vinculada, más aún, atravesada por el sistema económico imperante (basta remitirse al término industrias culturales). Siendo el cine uno de las actividades nacidas a la luz de los cambios científico-tecnológicos y que históricamente más han sido condicionados y a su vez utilizados para transmitir los valores ideológicos hegemónicos, su historia nos muestra cuán a menudo la pantalla ha sido el campo de batalla donde se han manifestado los síntomas de una sociedad que oculta las raíces de sus traumas y desigualdades. Esto se ha expresado a través de las historias narradas, a la vez que por el surgimiento de una pugna estética contra los modelos narrativos imperantes.

En este sentido varios de los films seleccionados se destacan por el abordaje de temas actuales intentando, no sólo describir, sino también dar una respuesta a las tensiones que se fueron desarrollando en estos tiempos de crisis. La historia reciente, los choques generacionales, el desempleo, el desarraigo, el racismo y la xenofobia, los cambios culturales, la indiferencia y el inmovilismo colectivo, la intolerancia, las frustraciones, son algunos de los ejes donde se posa la mirada atenta de los realizadores.

El núcleo familiar también es puesto bajo observación, llevando al extremo la violencia contenida que estalla, representando en un grupo cerrado lo que se ve multiplicado por miles en el tejido social. La descripción de los vínculos íntimos y las relaciones que se establecen como forma de reproducción del modelo económico-cultural vigente, donde la sexualidad juega un papel que pocas veces se muestra, son expuestos sin concesiones, como es el caso del film “Minor Freedoms” de Costas Zapas.

La figura de Zapas se eleva como la del realizador que más lúcidamente ha revelado las condiciones en que un nuevo “huevo de la serpiente” comienza a incubarse. También como aquél que ha transitado con más riesgos los caminos de una estética personal, a partir de su “Trilogía de la familia” (de la cual “Minor Freedoms” es su tercer film) y con “The Rebellion of Red Maria”.

En esta última se anticipa a las convulsiones sociales actuales, poniendo en boca de su protagonista Red Maria, un ex-terrorista, dos frases que enmarcan el cuadro de situación: “la Revolución ha muerto... siempre está muriendo” y “Dios es el Estado”. En la primera parece afirmar la idea del cambio permanente, con resonancias del axioma Nietzscheano “Dios ha muerto”. De esta manera enlaza con la segunda frase “Dios es el Estado”. Si los valores de sometimiento del individuo se han desplazado desde el aparato religioso al del aparato del Estado, es este último el que se encuentra ahora desacreditado frente a las promesas incumplidas y como sostén de un orden social injusto. La vitalidad creativa asociada a Eros surge como una de las respuestas posibles a la mediocridad imperante de una vida burocratizada.  

No siempre es posible encontrar en el cine una descripción del malestar de una sociedad al tiempo que esta se produce. La emergencia de este grupo de realizadores permite seguir apostando a la vitalidad de un cine que se levanta por sobre el barro de la mera mercancía al que se ve constreñido, para echar luz sobre este presente en que se manifiesta un nuevo medievalismo, esta vez de signo tecnológico. 

 

redacción y programación:

Ernesto Flomenbaum

Pastora Campos

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