Hablando de Cine

publicación  Nº 8

 

 CINE Y LITERATURA  -  primera parte

  

“El cine puede transformarse en un arte, a condición de que supriman completamente las imágenes, dejando sólo las leyendas o subtítulos”.

                                                                                          George Bernard Shaw

 

 “La novela es un relato que se organiza como mundo, el cine es un mundo que se organiza como relato”.

Jean Mitry (Estética y psicología del cine)

 

 

 

E

xiste una tradición de comparar cine y literatura que nació con el mismo cine y, paralelamente, la existencia de una tradición de relaciones conflictivas entre ambos lenguajes.

A lo largo de la historia del cine ha habido influencias sobre sus modos narrativos que fueron tomados de la literatura y esta a su vez ha recibido influencias del primero.

 

La comparación entre ambos debe hacerse no tanto en el nivel de la historia narrada o en el de las estructuras narrativas de base sino en cómo se cuenta la historia. Es en el modo de contar donde se pueden descubrir semejanzas y diferencias.

En los comienzos del cine la adaptación de obras literarias, llevaba como finalidad la búsqueda de su legitimación como arte, sirviéndose para tal fin de la literatura.

 

Recordemos que los primeros productos cinematográficos eran mirados con desconfianza por el público burgués que depositaba en el Arte el campo de manifestación del espíritu y que veía al cine como un espectáculo pseudo circense, así también de carácter popular, relacionado con la técnica y la mercancía vendible.

 

La supuesta inferioridad de la adaptación cinematográfica con respecto al texto literario, si bien en un primer momento se la asoció con limitaciones expresivas de su lenguaje o con condiciones de producción, está relacionada, más bien, con el hecho de que nos encontramos ante dos sistemas no homogéneos y en cuyo paso de uno a otro debe sufrir necesariamente una transposición no sólo de los contenidos semánticos, sino también de las categorías temporales, las instancias enunciativas y los procesos estilísticos que dan sentido a la obra de origen.

 

La polémica surge cuando se plantea si es posible y conveniente, desde el punto de vista artístico, mantenerse respetuosamente fiel a la obra original o si por el contrario se puede permitir cualquier “traición” y libertad, en función de la coherencia expresiva del film. En el primer caso, y con relación al texto original, surge la pregunta a qué se es fiel: ¿al espíritu, a la estructura, al ritmo interno, a la letra?

Se sugirió en algún momento que eran mejor adaptables cinematográficamente las novelas de acción (al no plantear generalmente contenidos mentales de los personajes), los textos de segundo nivel (en  lugar  de  las  ‘obras maestras’), los cuentos y novelas cortas (por sus dimensiones temporales más adecuadas al cine).

 

Si bien en sus comienzos se identificó el cine con el teatro (‘teatro de los pobres’, ‘teatro del proletariado’), la capacidad del cine para contar historias lo emparentó enseguida con la tradición narrativa esencial-mente literaria.

Hacia 1910 se difundió en EE.UU. y en Europa la modalidad de acompañar la difusión de los filmes de episodios con la publicación de los relatos en folletines de la prensa diaria: los “cine-roman” (cine-novela).

Estos fueron muy bien acogidos por el público, quien de esta manera podía retener en un texto las imágenes fugaces del cine, las cuales no siempre eran bien captadas y comprendidas.

 

La crítica estableció también el término cine literario, dándole un sentido peyorativo, para condenar el viejo ‘teatro filmado’, o las películas demasiado ‘habladas’, o para descalificar aquellas que describían experiencias humanas que se consideraban inadecuadas para el tratamiento fílmico: el pensamiento conceptual, la memoria, los estados interiores de conciencia, etc.

 

 

Influencias recíprocas entre literatura y cine

 

El primer punto de encuentro entre literatura y cine es el de la participación del escritor en la producción cinematográfica. Esta ha sido conflictiva en muchos casos, especialmente con los escritores en Hollywood: Faulkner, Steinbeck, Hemingway, Chandler, Fitzgerald… pero también fue muy comentada en su momento la disputa de B. Brecht con G. W. Pabst por la adaptación de “La ópera de los tres centavos”.

 

Pero no sólo se registran conflictos, también hubo colaboraciones fecundas: Carl Mayer con el  cine Expresionista alemán y con la Nueva Objetividad, Cesare Zavattini con el Neorrealismo italiano, la estrecha colaboración de Jacques Prévert con Marcel Carné, James Agee con John Huston. Surgiendo finalmente escritores que se colocaron detrás de las cámaras: Jean Cocteau, Jean Genet, André Malraux, Alain Robbe-Grillet, Marguerite Duras, Pier Paolo Pasolini

A su vez hay influencias de modelos cinematográficos del cine sobre la literatura en Faulkner, Malraux, Dos Passos, Vargas Llosa, Manuel Puig.

 

Habría que diferenciar entre las influencias en los temas y contenidos literarios y en los que se refieren al empleo de modelos expresivos similares a los del cine.

En el primer caso se incorporan personajes, películas, marcos, etc. en el contexto de una narración literaria. El cine ha sido un gran creador de estereotipos, comportamientos y modas en las que a veces se apoyara el escritor, estableciendo complicidades con el lector en su condición común de espectadores cinematográficos. Por ejemplo: el cine negro norteamericano comienza con una interdependencia con la novela negra, hasta pasar a su posterior influjo sobre la novela policial o a la deconstrucción intelectualizada de las estructuras de suspense (como aparece en Robbe-Grillet).

 

Lo que adopta la literatura no son desde luego, los procedimientos técnicos del cine (movimientos de cámara, angulaciones, efectos ópticos, fundidos, sobreimpresiones, etc.) sino lo que esos procedimientos pueden generar en el film, o sea, sus significados.

 

 

Elementos comparativos

 

Es la novela el género literario que con más frecuencia se asocia al cine. Obviamente nos estamos refiriendo, en el caso del cine, al género de ficción o argumental.

Se consideran los siguientes elementos comunes y comparables entre cine de ficción y literatura: la configuración narrativa y el desarrollo argumental de una historia. El paralelismo se circunscribe al ámbito de la historia y los contenidos del relato. También los siguientes rasgos comunes: la temporalidad y la secuencialidad, esto es, la división del texto “en fragmentos”, operación esencial para la construcción narrativa.

 

Ambos lenguajes establecen discursos figurativos: mientras las imágenes fílmicas son esencialmente figurativas, un texto literario sugiere imágenes mentales. Y esto constituye la diferencia esencial entre ambos lenguajes: la que separa la “imagen visual” de la “imagen mental”.

El cine cuenta con imágenes y la novela con palabras.

En el texto se narra, en el film se representa una historia. Ambos géneros son “artes de acción” (Umberto Eco). Sin embargo, el torrente vertiginoso de imágenes que aparece en el cine sólo es comparable a las de la poesía.

 

El cine, además de la evolución señalada por Nöel Burch (quien estableció el paso del Modo de Representación Primitivo al Modo de Representación Institucional), plantea, a partir del montaje y la fragmentación de los planos, una serie de construcciones asociativas, metafóricas o antitéticas. 

 

El cine además de historia (acción narrada), se hace discurso (origen y conductor de la narración) el cual agrega información a la producida por los personajes en su hacer y decir. Es decir, que, principalmente a partir de los cambios de puntos de vista de la cámara (a veces identificada con la mirada de un personaje, otras mostrando lo que ninguno de ellos “ve” salvo el espectador), controla el hilo conductor de la historia: la mirada y su saber.

 

Ya mencionamos en el Nº1 de esta serie, La Narración Cinematográfica, las influencias de la novela del s. XIX y  del melodrama, la influencia de Dickens en Griffith (reconocida por él mismo y analizada por Eisenstein) para la elaboración del montaje paralelo y alterno.

Otra influencia de la novela: la división en bloques o capítulos, técnicas y estructuras formales que afectan a la organización de la trama, dislocaciones de espacio-tiempo y modelos descriptivos y de puntos de vista.

 

La imagen es equivalente a una frase y más precisamente a un enunciado, cuyo sentido sólo se adquiere en relación con otros enunciados y elementos del film.

Aunque el plano puede considerarse la unidad mínima de la sintaxis cinematográfica, no lo es del film en su manifestación narrativa-discursiva.

Una secuencia narrativa se conformará en una o varias tomas pero a su vez el significado se complementa con la información provista por el encuadre, la iluminación, el tratamiento espacial, la actitud del narrador con respecto al personaje,  como así también la relación entre imagen y sonido (ya sea como palabra, como música o como ruido).

 

En un texto también existe un proceso de elaboración que no se agota en la denotación de una frase (p. ej.: “Fulano salió de viaje”) sino que también hay acciones que pueden inferirse, implicarse o presuponerse.

 

Las teorías fílmicas tradicionales han establecido los siguientes campos de determinación diferentes entre cine y novela:

 

                                  cine                                                                     novela

 - reflejo objetivo de la realidad                                  - interioridad subjetiva

 - arte del espacio                                                        - arte del tiempo

 - utiliza la metonimia                                                   - utiliza la metáfora

 

 

Hasta aquí hemos intentado dejar establecidas las líneas generales de la relación entre ambos lenguajes, en el próximo número veremos algunos elementos específicos que constituyen las modalidades, formas y componentes narrativos.

 

 

investigación y redacción: Ernesto Flomenbaum

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