Sección ARTE Y CINE: HOMENAJE A JORGE
AMADO (1912-2001)
27º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata - 2012
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SOBRE LA ADAPTACIÓN CINEMATOGRÁFICA |
Homenajear al escritor brasileño Jorge Amado al cumplirse los cien años de su nacimiento, es una ocasión propicia, no sólo para rever algunos de los films basados en su obra, sino también para repasar algunos aspectos de este vínculo complejo entre la literatura y el cine, que genera el concepto de la adaptación cinematográfica. Si hay una marca que caracteriza la obra de Jorge Amado es la del relativismo cultural. Su obra indaga en las contradicciones profundas de Brasil que constituyen su identidad, adoptando a la vez un compromiso social con los pobres, los desposeídos, los marginados de la sociedad: obreros, campesinos, pescadores, prostitutas y vagabundos son los protagonistas y héroes de sus novelas, inscriptos en un transfondo dominado también por la sensualidad y la opresión.
Amado descarta una mirada globalizadora y simplificada de la sociedad y por el contrario muestra la compleja interpolación de la misma: las diferencias de clase, étnicas, de sexo, de religión, la relación centro-periferia, todo esto, descripto desde una mirada que rescata la pluralidad y la diversidad cultural del Brasil. Pese a su inicial adhesión al partido comunista, plantea una revisión crítica, ya que, según sus propias declaraciones para comprender a Brasil y sus derivaciones políticas, no se puede partir de un punto ideológico estricto, de un análisis marxista o de un análisis equis. Se pueden tomar diversos elementos de análisis pero no se puede tener el menor sectarismo.
Brasil es un país que no responde a las mismas coordenadas que los otros países de América latina, por su conformación étnica, cultural y económica, por el idioma, por su proceso de colonización y descolonización. Es por eso que Amado declara que “... la literatura latinoamericana no existe, existen literaturas, y hablar de ‘literatura latinoamericana’ es una expresión que tiene una connotación colonialista. Y cuando es utilizada por ibéricos, sobre todo por españoles, tiene una connotación imperialista; y cuando nosotros la aceptamos, nos ubicamos en una situación de colonizados (...). Tengo poca estima por la ideología, creo que siempre conduce al sectarismo, a una falsificación de la realidad: se plantea la realidad según los cánones de la ideología, sin analizarla a partir de ella misma”.
El escritor incorpora el sincretismo cultural y religioso que es una marca de la identidad bahiana y brasileña, describiendo los rituales del candomblé. Amado como diputado de la Asamblea constituyente, luchó para hacer aprobar en la constitución de 1946 un artículo que garantizaba la libertad religiosa en Brasil, dando así una garantía de igualdad y libertad religiosas completas. Anterior a esto la persecución religiosa era cotidiana y violenta; la policía invadía los terreiros de candomblé, arrestaba a la mãe o al pai de santo y se ejercía la tortura. A partir de los logros de Amado en este terreno se le otorgaron títulos en el candomblé bahiano, gozando de una estima debida a su lucha contra las persecuciones y contra todas las manifestaciones de racismo.
Señala Alice Raillard: “Los relatos de Jorge Amado son revelaciones de la realidad. Poseen la complejidad de la realidad. El milagro Jorge Amado está sujeto a este encuentro efervescente y mágico entre las cosas vistas y lo imaginario. Sus novelas son las de un visionario”.
Las particulares transposiciones al cine de varias de sus novelas intentaron traducir este sincretismo cultural en imágenes. El propio Jorge Amado refiriéndose a las adaptaciones cinematográficas de sus novelas declaró: “en todas las películas sobre mis obras preferí mantenerme al margen, porque una adaptación debe ser una recreación; puede ser una síntesis, pero necesariamente debe convertirse en una obra diferente de la versión literaria, con nuevos elementos, y en la que determinados aspectos adquieran mayor o menor relevancia que en el libro. Nadie debe pretender que el cine repita el texto original: se conserva lo fundamental, el sustento, y se concibe una nueva forma de contar la historia”.
Para complementar esta observación del propio Jorge Amado citamos a continuación una selección de reflexiones aportadas por distintas personalidades del ámbito de las letras y del cine, que nos aportan más elementos para un debate que ciertamente continuará generando puntos de vista encontrados.
“Cuando se anuncia una película como adaptación de una novela o un drama, resulta difícil negarse a la tentación de establecer un juicio comparativo entre ambas producciones y de medir la cinematografía con el criterio de la literaria. Nada más falso, sin embargo, que este punto de vista. La novela o la pieza teatral adaptada sirve de base a la película en la misma forma y con el mismo alcance que podría haberle servido un argumento inventado ex profeso, una leyenda popular, un acontecimiento extraído de la Historia o un suceso recogido de un relato periodístico.” (Francisco Ayala)
“… una adaptación genuina debe consistir en que, por los medios que le son propios –la imagen– el cine llegue a producir en el espectador un efecto análogo al que mediante el material verbal –la palabra– produce la novela en el lector.” (Pere Gimferrer)
“Es absurdo indignarse por las degradaciones sufridas por las obras maestras en la pantalla, al menos en nombre de la literatura. Porque, por muy aproximativas que sean las adaptaciones, no pueden dañar al original en la estimación de la minoría que lo conoce y aprecia.” (André Bazin)
“Ya lo he dicho entre otras cosas y vuelvo a reafirmarlo: que el cine no será un arte mientras no logre librarse de la literatura, y esta dependencia actualmente es muy grande. Es decir, esto de no poder hacer una película mientras no haya una base literaria terminada es bastante grave para la autonomía del cine. Y esto es mucho más grave, por supuesto, en los Estados Unidos, donde el director o la mayoría de los directores no tienen ni siquiera participación en la elaboración del guión. En Europa, y particularmente en el cine primario latinoamericano, (…), el director goza de un gran margen de independencia. Pero de todas maneras, mi idea es de que mientras el director no esté en condiciones de hacer su película, es decir concebirla y realizarla guiado por unas notas y crearla durante la filmación, el cine será un arte dependiente de la literatura, y yo creo que eso está mal.” (Gabriel García Márquez)
“Creo también que esos patrones,
esos modos de narrar que nacieron con la literatura son los que el cine
ha utilizado y ha adaptado a su propio lenguaje. Creo que ese sentido,
el cine no significa ninguna revolución, ningún progreso en relación con
la literatura. Lo que ha hecho, claro, es utilizar ciertas formas que le
convenían más, que se adaptaban más a sus fines, tomándolas directamente
de las formas narrativas, y luego las ha hecho más visibles, las ha
puesto más en evidencia, y de ahí, de rebote han llegado a popularizarse
contemporáneamente en la literatura. En realidad, en ese sentido el cine
es muy parasitario.” (Mario Vargas Llosa)
“Oponer la fidelidad al texto y la fidelidad al espíritu me parece
falsear los datos del problema de la adaptación, si es que lo hay. No
hay ninguna regla posible, cada caso es particular. Todos los golpes
están permitidos excepto los bajos; en otras palabras, la traición del
texto o del espíritu es tolerable si el cineasta se interesa por una u
otra cosa y si ha conseguido hacer: (François Truffaut)
Finalmente citamos un párrafo del ensayo de Freddy Molina Casusol: “¿Qué pasa exactamente en el proceso de trasvase de un arte –literario– al otro –cinematográfico–? Pensamos que hay un proceso de ganancia y pérdida. Que muchas metáforas literarias son suprimidas, otras relevadas, otras imposibles de trasladar por lo cual son dejadas a un lado, dando cuenta este hecho de la autonomía de la literatura como arte. (...) Que mucha materia verbal es convertida en metáfora visual, dependiendo del gusto y la estética del cineasta; y otra irreductiblemente desechada como residuo. La puesta en escena es el punto culminante en este proceso de metamorfosis, en el cual el producto nuevo puede adquirir un tono de fidelidad o infidelidad respecto al texto literario del cual ha sido trasvasado. (Aunque trasvasar no sea la palabra exacta a utilizar por algunos que ponen en tela de juicio que se pueda ‘trasvasar’, como el líquido elemento, un arte al otro). Al final de esto todavía resta el juicio del espectador, quien expresará con su gusto o disgusto lo que le muestre la pantalla.” |
redacción y programación: Pastora
Campos Ernesto Flomenbaum
Autores citados:
Gonzalo Besuschio, Alice
Raillard,
Freddy Molina
Casusol |
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