Sección EL MUNDO EN CUESTIÓN:

Atravesados por la ideología

 

28º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata - 2013

 

 

EL MUNDO EN CUESTIÓN: Atravesados por la ideología  

 

“En mi opinión, los festivales no tienen ninguna importancia. Si un film obtiene un galardón, es posible que su director se afiance un poco, pero en el fondo, para lo único que sirve es para tranquilizar la mala conciencia de la gente. Personalmente pienso que los festivales son inútiles y, desde luego, estúpidos”.

 

Esta declaración del director Marco Ferreri durante una entrevista a fines de los años 70, fue citada provocativamente a propósito del tributo rendido a su figura en la 25º edición del festival, por lo que tenía de interpelación a nuestra propia actividad.

 

Retomando la cita, la misma pone hoy en evidencia lo que está oculto en el enunciado, repetido como una verdad incuestionable, que “la importancia de un festival esta dada en que nos permite conocer las películas que de otro modo no se verían, porque no llegan a las pantallas”.

 

Es decir, el sistema del cine, constituido por la producción, distribución y exhibición, nos impide el acceso a la mayor parte de la producción fílmica por estar el sistema manejado en forma oligopólica, condicionando así la selección y el gusto del público.

 

Lejos de poder dar una respuesta a esta situación, celebrar lo que podemos ver en un festival sin modificar lo que ocurre en las relaciones de producción y circulación de los bienes culturales, entre los que se encuentra el cine, nos introduce de lleno en la pura ideología, entendida como ese lugar imaginario en que nos ubicamos dentro de las relaciones sociales.

 

Como un McGuffin de Hitchcock se nos oculta el objeto en disputa, dando lugar a la  coexistencia pacífica de una polarización de opuestos. La “apropiación” del cine comercial tiene su contraparte en la “apropiación” del cine de festivales, generando una cadena similar de protagonistas con sus particulares intereses, sin que nos sorprenda que en ocasiones sean los mismos. La que alcanza su máxima expresión en los fondos de producción de films por parte de fundaciones y de los propios festivales que de esta manera se retroalimentan. Sin negar que aún quedan espacios de producción de cine en los márgenes.

 

Tal como en los años 70 se comenzó a hablar de “la muerte del cine” (obviamente de un tipo de cine, no de que se iba a dejar de hacer cine; tal como se habló también por esos años de “la muerte del arte”), nos animamos a introducir otro inquietante anuncio de cara al actual relativismo estético: las “buenas películas” han dejado de existir.

 

¡Bienvenidos al desierto de lo real!

 

 

 

redacción y programación:

Pastora Campos

Ernesto Flomenbaum

 (inspirados por Žižek)

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